martes, 25 de julio de 2017

MILES AHEAD...


Como preámbulo a la proyección de la cinta Miles Ahead (2015) del director y actor norteamericano Don Cheadle, revisamos el periodo histórico en el que el trompetista y compositor Miles Davis rompió el paradigma de la tradición del jazz en la bisagra de los años 60/70 del pasado siglo. El programa de esta noche nos lleva a escuchar dos temas de los discos In a Silent Way y Bitches Brew.

Aquí les dejo el programa y también esta interesante nota que refleja un poco del periodo que Miles Vivía en esos turbulentos años 70, espacio de tiempo en el que transcurre la película.




UN LAMBORGHINI MIURA, COCAÍNA Y HUESOS ROTOS: LA SURREALISTA HISTORIA DEL ACCIDENTE DE MILES DAVIS Y JIM GLICKENHAUS

Sergio Álvarez



¿Qué demonios tiene que ver James Glickenhaus – director de cine y afamado constructor de superdeportivos de competición – con el trompetista y estrella del jazz Miles Davis? Mucho más de lo que crees. El señor Glickenhaus salvó la vida a un Miles Davis absolutamente colocado, tras haber tenido un terrible accidente con su Lamborghini Miura recién estrenado, en el lejano año 1972. Una historia surrealista que el propio James Glickenhaus relataba hace tiempo en la web oficial de Scuderia Cameron Glickenhaus. No tiene desperdicio.
Miles Davis no era un santo: se rumorea que disfrutaba perdiendo a los policías que lo perseguían en su flamante Miura.

Sucedió una tarde del año 1972 en Nueva York. Miles Davis estuvo a punto de perder la vida en un accidente de coche. La estrella de jazz afroamericana – conocido por su maravilloso “Kind of Blue”, entre otras grabaciones – circulaba a una velocidad muy excesiva por la West Side Highway de Nueva York. Una autopista de tres carriles, que circula paralela al río Hudson en Nueva York. Miles Davis luchaba por controlar los casi 400 CV de furia de su Miura, bajo el efecto de las drogas, dando bandazos entre la lluvia y el abundante tráfico.

A la altura de la calle 125, Davis cruzó tres carriles de forma temeraria, tratando de realizar un giro de 90 grados a unos 100 km/h, posiblemente tras perder la noción del espacio y advertir que debía abandonar la autopista de forma inminente. Las drogas, el firme y la velocidad jugaron en su contra, estrellándose su Lamborghini Miura contra la mediana de cemento. El accidente fue brutal, y en palabras del mismo Glickenhaus – testigo del accidente – el coche estalló en miles de trozos como si fuese una balsa de madera.
Tras el accidente, y una ver sus piernas se recuperaron, Miles Davis encargó otro Lamborghini Miura idéntico.

Davis tuvo la suerte de que fuera James Glickenhaus el primero en asistirle. Mucha suerte. Cuando James fue a socorrerle, se encontró con una escena dantesca: varios huesos atravesaron el pantalón de cuero de Davis, que lo primero que hizo fue preguntarle si su coche estaba bien. Davis era todo un petrolhead, pero no sabía usar con cabeza sus juguetes, desgraciadamente. “No, tu coche está destrozado“, le dijo Glickenhaus, justo antes de advertir dos grandes bolsas de polvo blanco en el asiento del copiloto.

No eran precisamente de harina, no. Con una camisa, Glickenhaus le hizo un torniquete en sus piernas, y acto seguido, lanzó las bolsas por una alcantarilla abierta. “¿Qué c*** estás haciendo?” le gritó Davis, que aún no era consciente de la gravedad de la situación. La misma lluvia que contribuyó al accidente ayudó a Glickenhaus a limpiar los restos de cocaína que había en el piso del Miura. La policía llegó al poco tiempo, ordenando a todos los curiosos y al propio Glickenhaus que abandonaran la escena del accidente.

Además de evitar que muriese desangrado, James Glickenhaus evitó un viaje – posiblemente sólo de ida – de Davis a la cárcel. Años después, Glickenhaus estaba rodando “Shakedown” con Peter Weller. Glickenhaus le contó la historia a Weller, amigo de Davis. En el backstage de un concierto, Weller le preguntó al músico si la historia era cierta. Lo era. “Siempre me he preguntado quién era aquél cabrón blanco“, respondió Davis.


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