lunes, 7 de septiembre de 2009

MI COLUMNA SEMANAL

Les dejo mi columna semanal, publicada el pasado sábado 5 de septiembre en el diario Despertar de Oaxaca.



SONORA PARED

LIVE AT TEPITO

Oscar Javier Martínez



Porque a ver, dígame; si usted quiere comprar un buen disco de jazz, ¿a dónde acude?, pues necesariamente a una tienda especializada, aunque quizás sea posible encontrar algunos títulos más comerciales en tiendas departamentales. Muy bien… ¿Y si quiere adquirir una película de estas llamadas “de arte” en donde el jazz sea el protagonista?... Pues ahí la cosa se complica, aunque quizás en el Blockbuster más cercano se puedan encontrar algunas opciones. Perfectamente… Pero ahora vayamos más lejos, y digamos que a usted, amable lector, se le antoja hacerse de un video de músicos de jazz tocando en concierto… ¿a dónde iría a comprar ese dichoso artículo?


Si yo le digo que su única opción es el internet, a través de una compra en línea, estaría diciendo la verdad… pero a medias, porque resulta que en este México lindo y querido donde todo es posible, existe un lugar que como mítico Eldorado, ofrece al peregrino jazzófilo manjares suculentos al alcance de la mano. Eso sí, antes hay que pasar por una iniciación, un bautizo de fuego, pues sólo los valientes alcanzarán el paraíso… Ese lugar, ese paraíso en la tierra, no puede estar sino en el corazón de la Gran Tenochtitlán. El mero Barrio, el lugar donde, dicen sus habitantes, todo se vende, menos la dignidad. Barrio Bravo como pocos: Tepito.


Resulta que en mis andanzas defeñas, buscando material para mi programa, hace varios años efectué una visita a Tepito, animado por la lectura de una columna que el periodista José Javier Navar publicaba regularmente en la revista de rock La Mosca. El maestro Navar constantemente hacía referencia a un lugar llamado “Matamoros Street”, donde –decía él- uno podía descubrir copias de legendarios videos de rock, películas de arte y hasta discografías completas de los grupos más raros y underground del planeta. En aquél entonces el formato DVD comenzaba a llegar a nuestro país y al parecer los bucaneros del barrio bravo quemaban los productos originales al formato VCD y así vendían copias de buena calidad a bajo precio.


Fui pues hacia allá, buscando esa isla del tesoro, y resulta que la calle Matamoros está en el mero corazón de Tepis , rodeada por los populosos barrios de Peralvillo y Lagunilla. Mientras me adentraba aparentando una calma que no poseía, iba mirando de reojo esa romería, ese zoco árabe, ese tianguis prehispánico devenido en hormiguero humano; donde las fachadas de las vecindades desaparecieron tras las estructuras metálicas y los enlonados multicolores; donde en aparente caos se ofrece al transeúnte toda clase de productos: ropa, zapatos, cosméticos, juguetes, aparatos electrónicos; donde bajo el genérico “discos y videos” uno puede encontrar películas mexicanas, documentales del Discovery Channel, series de televisión completas, música cristiana, caricaturas, transmisiones televisivas de lucha libre, videojuegos, películas de estreno, pornografía en todas sus delirantes variables…


Pues ahí estaba yo, caminando con aparente desparpajo mientras iba descubriendo que en este barrio las apariencias engañan, pues tras el supuesto caos todas las cosas tienen un perfecto orden. El que vende películas de arte tiene ordenado sus estantes ¡por director! Uno puede entrar y preguntar: “Brother, ¿tienes El Stalker de Tarkovski?” y la respuesta será (en perfecto chilango accent): “pss, en ese anaquel están todos los rusos, ira…búscale ái”. Los que venden series de TV arman sus cajitas con impresiones a color y dentro de ellas, 10 dvd’s con las 9 temporadas completas de, qué se yo, los Expedientes X; y el fulano en camiseta y tirantes del puesto de música de salsa en realidad no sólo vende salsa; en realidad es un docto conocedor de los estilos, los músicos y las anécdotas, que puede pasar hablando contigo media hora, explicándote por qué en el Latin Percussion Fest del 83 Tito Puente sólo toco en dos rolas y por qué la peli El Cantante, que celebra glorias y excesos del mítico Héctor Lavoe y que protagoniza Mark Anthony es un reverendo asco.


La calle Matamoros, es decir, la cuadra que hace esquina con Peralvillo y Jesús Carranza, es ese lugar donde los más húmedos sueños del jazzófilo se harán realidad; ¿por qué? Pues porque ahí usted, amable lector, puede conseguir, clonados y a sólo 10 pesitos (5 de mayoreo, es decir, si compras más de tres) los videos que sólo sus ojitos han mirado en Amazon.com y que nunca verán en el estante de una tienda. O quizás sí, pero a precios que no bajan de los 300 devaluados pesotes. En media docena de puestos que casi se pierden en el bullicio callejero, empolvadas pantallas exhiben a Pat Metheny tocando su nuevo disco en vivo en Corea; o muestran el concierto de celebración de los 25 años de vida de Yellowjackets. Por ahí se asoma Wynton Marsalis y la Lincoln Center Orchestra tocando en Nueva York, y también Diana Krall y su cuarteto desgranando standars en París una noche cualquiera.


Mi pregunta es: ¿cómo es posible que en el mítico barrio los raiders le apuesten a vender arte y que además sea negocio?, Creo que este fenómeno nos da una lectura como de termómetro. Sin lugar a dudas en todo el país existe un público consumidor de estos productos, y ese público es muy amplio y está dispuesto a castigar su bolsillo comprando videos de jazz. A Matamoros Street acuden sobre todo mayoristas que se llevan el producto a todo el territorio nacional y así ponen en tus manos materiales inconseguibles a precios que fluctúan entre los 20 y los 50 pesos. Sobre la cuestión de llamar a esto piratería, y cómo afecta a la economía nacional comprar un video de jazz inconseguible en otro lado, no voy a opinar en este momento, será motivo de análisis en otra columna; lo que me parece fascinante es cómo, desde el barrio, y quizás de manera tangencial, se va regando cultura, acercando materiales que reflejan cómo se vive el arte, la música y el jazz en otras ciudades, otros países, otras culturas. Y aquí viene lo más interesante, porque los bucaneros no solamente venden dvd’s con copyright. Sobre todo, uno puede encontrar en estos puestos actuaciones de grupos de jazz en festivales de Europa, Asia, Norteamérica y Australia que son transmitidas por televisoras locales y que por supuesto nunca son editadas para su venta al público. ¿Cómo hace esta gente para conseguir ese material? Para mí es un completo misterio


Finalizo mi columna dejándoles mi Top Ten de videos de jazz conseguidos en Matamoros Street y que me han dejado en estado de shock. Así que ya saben; si se quieren aventar un clavado al corazón del barrio nomás avisen y vamos en bola.



  1. Maria Schneider Orchestra – Live at New York, 1996
  2. Tomasz Stanko Quartet – Poland 2006
  3. Yellowjackets 25th Anniversary Tour – Estival Jazz, Lugano 2006
  4. John Zorn’s electric Masada – Nancy Jazz Pulsations 2003
  5. Carla Bley, Steve Swallow & Andy Sheppard – Live In Munich 2002
  6. Joachim Kuhn Trio – JazzFest Berlin 1995
  7. Richard Bona – Fabryka Trzciny, Warszawa 2005
  8. Trilok Gurtu Project – Jazz Baltica 2005
  9. Willem Breuker Kollektief & Greetje Bijma – Live At Fabrik, Hamburg 1990
  10. Pat metheny Group – Montreal Jazz Festival, 2005

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